miércoles, febrero 15, 2006

LOS PRISMAS DE LA DESCENTRALIZACION EN EL PERU

Analizando el artículo de Efraín Gonzales de Olarte ( Actualidad Económica - Setiembre 2001) quien se plantea con respecto a la
mayoría de los peruanos, que estos entienden por descentralización aquel proceso que facilita la ejecución de obras de infraestructura en los distintos lugares del Perú mientras que para los académicos y políticos la descentralización esta vinculada a competencias o funciones de los distintos niveles de gobierno, me aproximo a darle la razón.

Gonzales plantea tres aspectos:

1. La existencia de dos conceptos diferentes sobre descentralización, para
gobernantes y gobernados.

2. Una particular cultura peruana de "cosificar" las instituciones.

3. Una definición de descentralización absolutamente estatal o fiscal.

Para el primer aspecto la diferencia conceptual podría reducir la descentralización a niveles de gobierno que construyan infraestructura descentralizando la inversión pública, es decir, que dependiendo de la magnitud y amplitud territorial de la infraestructura se
encargue de su ejecución a los niveles de gobierno pertinentes. A mi parecer, los gobiernos locales y el gobierno regional serían los ejecutores pertinentes, con el riesgo de crear un centralismo regional debido a la prioridad de obras en determinadas localidades.

Otros temas de descentralización, según Gonzales, como transferir la salud, educación y la seguridad ciudadana a niveles más bajos de gobierno, aparece en un segundo plano para el ciudadan común. Es decir, todo aquello que es servicio no es visto como algo que necesita descentralizarse y podría seguir a cargo del gobierno central, sin que a la gente le moleste. Al contrario, hay temores de que la educación o la salud puesta en manos de los gobiernos locales resulte peor de lo que es. Y es a mi entender, discutible. Las politicas de estado con respecto a lo mencionados servicios deben manejearse con criterio único y bajo una estructura central, permitiendo la existencia de programas al interior de los gobiernos locales y/o regionales para adecuarlos a su entorno social y geográfico, de lo contrario podrían generar caos e ineficiencias.

Un asunto aún más complejo es la identificación de instituciones con cosas. Actualmente, en los círculos políticos y de ciencias sociales se entiende por instituciones como mecanismos, es decir, reglas que permiten resolver problemas concretos para grupos sociales involucrados,
que se organizan para un determinado fin. Entonces la descentralización es reforma institucional, es un cambio de reglas en las decisiones y en la asignación de recursos y factores, que transfiere las competencias a los niveles descentralizados inferiores de una organización.

Para la mayoría de peruanos la organización empieza por un edificio (la municipalidad, el colegio, la posta de salud) que le ha de ayudar a resolver su problema en el lugar donde vive. Quizás no importa con que reglas funcionan estas organizaciones, lo importante es que estén al alcance de la mano y que ayuden a satisfacer las necesidades de educación o salud.

Bajo esta perspectiva, la descentralización se presenta en el Perú como un "bien superior"(bienes o servicios cuya demanda aumenta cuando los ingresos crecen), es decir, que si hay pobreza y bajos niveles de bienestar, la gente está esperando que se le ayude a satisfacer sus necesidades primarias, no importa el nivel de gobierno que lo haga ni cómo lo
haga. Pero, en la medida que los niveles de ingreso se incrementan la gente ya no quiere solamente que se le ofrezca bienes y servicios públicos, sino también desea participar en el diseño y ejecución de las instituciones, los gobiernos locales y regionales, que ofrecen dichos bienes o servicios. Si esto es así, la extrema desigualdad distributiva del Perú nos diría que a los
pobres (más de la mitad) y los pobres extremos (17%) no estarían muy interesados en la descentralización sino en la provisión de bienes y servicios públicos, mientras que los sectores de altos ingresos son los que se interesarían en la descentralización. En otras palabras, para los sectores acomodados la descentralización es una reforma con un contenido de participación política, para los más pobres la descentralización es un mecanismos redistributivo.

Como comentario sobre lo anterior subrayo el hecho que la descentralización del estado debe ir acompañada de la descentralización económica (no fiscal) pues la empresa privada es quien permitirá a la poblacion trasformar su demanda básica por una de orden superior.

Finalmente, la idea de que la descentralización es un problema solamente estatal o fiscal está siendo dejada de lado ya que la descentralización fiscal es sólo una de las soluciones al problema del centralismo económico y político. Este depende además de otros problemas.

Un primer problema es la centralización productiva en Lima, que en realidad condiciona la centralización fiscal. El otro es la concentración del capital humano en Lima y en las ciudades más grandes (donde están la mayoría de empresarios, profesionales y técnicos más calificados), el tercero es la centralización financiera y el cuarto es la centralización tecnológica y de la información. Frente a estos componentes del complejo problema del centralismo, la sola descentralización estatal o fiscal es una solución insuficiente y puede ser contraproducente, si no se actúa sobre los otros factores del centralismo.

Sirve de mucho el análisis del proceso urbano en el Perú (y como referente en America Latina) para predecir la tendencia de concentración productiva y humana. Un proceso descentralizador debe intentar impulsar la migración adecuada (despoblamiento de algunas zonas, poblamiento de otras) y el mejor aliado para estos procesos son las oporunidades laborales, las cuales son generadas por la inversión privada. De ello desprendo que los el estudio de factores ecónomicos y geopolíticos adecuados generarian un mayor orden a este anhelo.

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